De padres ingleses, fue enviado a Inglaterra para aprender el idioma y realizar estudios de comercio, contrarios a sus deseos artísticos. Empieza a pintar como aficionado e ingresa en el estudio de Charles Gleyre donde conoce a Pierre-Auguste Renoir y Frédéric Bazille. La guerra franco-prusiana de 1870 arruinó a su familia y obligó a Sisley a marchar a Londres. Decide entonces ser pintor. En 1874 expuso en la primera exposición de los impresionistas y lo continuaría haciendo en 1876, 1877 y 1882.
Sisley fue eminentemente un pintor paisajista, que se distinguió de sus colegas impresionistas por la decisiva intervención en sus cuadros de los elementos más imponderables: el agua, la nieve, el cielo, la niebla, de tal forma que ha sido considerado, junto a Monet, como uno de los impresionistas más puros. Entre 1872 y 1880 realizó lo mejor de su producción: paisajes de gran espontaneidad de los alrededores de París, de Marly, Louveciennes, Bougival, Sèvres, Saint-Cloud o Meudon.
Sisley nunca alcanzó el renombre de la mayor parte de sus compañeros impresionistas y vivió en la miseria a partir del momento en que dejó de recibir la ayuda económica de su acomodada familia. Esta situación se produjo a causa del hundimiento del negocio familiar en 1871. Falleció como había vivido, en la pobreza, antes de poder contemplar como sus cuadros, que en angustiosos momentos de penuria había vendido a precios irrisorios, al poco de su muerte comenzaban a ser apreciados por la crítica y el público y alcanzaban elevadas cotizaciones en el mercado artístico.
Sisley fue eminentemente un pintor paisajista, que se distinguió de sus colegas impresionistas por la decisiva intervención en sus cuadros de los elementos más imponderables: el agua, la nieve, el cielo, la niebla, de tal forma que ha sido considerado, junto a Monet, como uno de los impresionistas más puros. Entre 1872 y 1880 realizó lo mejor de su producción: paisajes de gran espontaneidad de los alrededores de París, de Marly, Louveciennes, Bougival, Sèvres, Saint-Cloud o Meudon.
Sisley nunca alcanzó el renombre de la mayor parte de sus compañeros impresionistas y vivió en la miseria a partir del momento en que dejó de recibir la ayuda económica de su acomodada familia. Esta situación se produjo a causa del hundimiento del negocio familiar en 1871. Falleció como había vivido, en la pobreza, antes de poder contemplar como sus cuadros, que en angustiosos momentos de penuria había vendido a precios irrisorios, al poco de su muerte comenzaban a ser apreciados por la crítica y el público y alcanzaban elevadas cotizaciones en el mercado artístico.
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